©Alice Thomas, 5 noviembre 2018 Los astrólogos evolutivos y/o los védicos asumen como principio fundamental la existencia de vidas pasadas y les otorgan una importancia extraordinaria a los Nodos Lunares, como indicadores de experencias previas. Uno de ellos, el Nodo Sur o Ketu, se dice es lo que nos ata al pasado y a los hábitos. Esa zona -de nuestra carta natal- describe -en lo simbólico- nuestra adherencia a contextos familiares y a repetir situaciones de otras vidas. El otro, es el Nodo Norte, o Rahu, que representa aquellos contextos donde encontramos los aprendizajes necesarios -en esta vida-, para que el alma siga evolucionando. En la representación Védica de Ketu y Rahu, se habla de dos seres independientes, pero unidos por el mismo cuerpo, lo que refuerza su interdependencia al momento de hacer una interpretación. Nodo Norte y Nodo Sur (Lunares), son puntos abstractos en el espacio, se ubican uno frente a otro en el zodiaco. Podría decirse -desde un punto de vista simbólico-, que las fuerzas arquetípicas de la Luna, del Sol y la Tierra están “contenidos” en éstos; pues donde sea que se ubiquen, coincidirán con el plano orbital de la Luna y el plano orbital de la Tierra alrededor del Sol (Eclíptica). Ketu y Rahu, Desde Una Perspectiva Más Psicológica Sin tener que suscribirnos necesariamente a la idea de reencarnación o a las astrologías evolutiva y védica, puede ser igualmente válido, reflexionar acerca de los Nodos Lunares (como arquetipos), desde un punto de vista más psicológico. En nuestra psique permanentemente debemos lidiar con fuerzas que se oponen unas con otras. En este caso hay una fuerza que nos compele a repetir (Nodo Sur); y otra, que -al contrario-, nos impulsa a crecer, evolucionar, aventurarnos a lo nuevo, e individuarnos (Nodo Norte). Con algo de autoobservación pienso que cualquiera puede concluir que todos llevamos dentro estas dos fuerzas: una hacia la repetición y otra a la individuación. El Nodo Sur, viene a ser -en este análisis-, la conexión con la vida instintiva y la impresión inconsciente de experiencias y aprendizajes tempranos que determinan -sin darnos cuenta- una buena parte de nuestro carácter y nuestro destino. El problema es que algunas de las fuerzas inconscientes nos compelen a repetir . Desde este ángulo, el Nodo Norte, al contrario que el Nodo Sur, es aquel terreno novedoso o no explorado, fundamental para nuestro desarrollo. Pero no por ello es un terreno que pertenezca a la esfera consciente, mas bien representa esa fuerza integradora, desconocida y profunda de la psiquis que busca autorealizarnos; y que misteriosamente participa en sincronía con los desafíos existenciales necesarios para que seamos quienes potencialmente podemos ser. Este último Nodo (Norte), conecta entonces con la información del Yo Superior o Sí Mismo, arquetipo que guía y orienta nuestros pasos. En sincronicidad nos “pone” a las personas y situaciones precisas que nos ayudan a abrir nuestro destino. Más que proponernos el buscarlas, éstas aparecen, devienen. El hacer un devenir más consciente o no, es una de las tareas complejas en un ser humano. Entre El Ego Y El Si MismoSi lo vemos como la representación de la tensión entre el ego (o centro consciente) con el Yo más profundo (o Si Mismo), los Nodos, entonces tienen un trasfondo transpersonal, Para individuarnos es necesario tender un puente entre la esfera lunar (lo conocido o el ego más superficial) y la esfera solar (un Yo más profundo en conexión con el Espíritu). Hay una historia del Corán que menciona Jung en relación a las experiencias de transformación en la vida (1) y que calza -a mi gusto- bastante bien con como opera la tensión nodal. La historia está basada en una Sura del Corán La Cueva, que muestra a Moisés y su sirviente Josué yendo al encuentro de Jidr o “el Verde” (2) La primera parte de la historia cuenta que Moisés quiere encontrar a un maestro que sepa más que él (es decir hay una necesidad de completarse). Dios accede y le indica que su maestro es un genio llamado Jidr. Dios le entrega un pez, y le dice que el pez le dará la señal cuando esté frente al genio que busca. Cuenta la historia del Corán que fueron ocho años de búsqueda de Moisés, en todas direcciones. Un día Moisés y su sirviente Josué, fatigados, se quedaron a dormir en una explanada. Al amanecer, Moisés, ordena a su sirviente que le sirva algo para desayunar. Pero, con horror, el sirviente abre el canastillo y se da cuenta que no está el pez, que lo perdió y le informa inmediatamente del hecho. Pero Moisés no se inquieta, más bien busca en la dirección en la que puede haber ido el pez, siguiendo el rastro. El pez (que resucitó), fue en dirección totalmente contraria a la que habían tomado. Cuando lo divisan ya estaba internándose en el mar. En un istmo, donde limitan dos clases de agua, dulce y salada, Moisés dice: “¡Esa es la dirección, ese es el lugar que buscamos!”. Ambos, corren al mar siguiendo al pez y en eso... tropiezan con Jidr, el hombre de Verde (…) La historia continúa y muestra como Moisés va completando su conocimiento interior con Jidr, de maneras curiosas y no lógicas, debiendo abandonar lo que cree saber. A propósito de esta historia Jung interpreta que Moisés, va acompañado de su sirviente Josué, su Sombra. El Pez por otra parte sugiere Jung que representa el lado carnal o instintivo -pero, unido al origen-, pues revive y vuelve al mar. Lo que llama mi atención de esta historia y por qué es que la pongo en relación a la tensión nodal: es la lógica de que aun cuando existe una necesidad de completarse por parte de Moisés, lo primero que hace es no cuidar por si mismo al pez. Pues no, éste lo entrega al cuidado de quien representa su ego inferior o menos diferenciado (Josué). Lo siguiente que hace es caminar en dirección totalmente contraria de donde podría encontrarse con Jidr, (Si Mismo) hasta fatigarse. Esta es la típica dinámica nodal. Solemos hacer lo mismo, comenzamos descuidados. Insistimos en transitar por caminos que no nos llevarán más que a la fatiga, orientados por nuestro ego, sumidos en el automatismo y la compulsión. Podríamos elucubrar que la primera inclinación de Moisés es dirigirse hacia las fuerzas de la repetición del Nodo Sur, donde el Pez no revive. Luego, gracias a la fatiga de ambos personajes es que puede aparecer la fuerza irracional que permite conectar al pez con su origen y es entonces que la historia cambia, dirigiendo a Moisés hacia el lugar donde obtendrá Guía (Nodo Norte). La fatiga señala Jung, es un síntoma de insatisfacción o insuficiencia, pero también de ser incapaces de reconocer un momento de crucial importancia en nuestras vidas, esos momentos cuando está a punto de cambiar todo. Cuando el Pez revive, en esta lógica, podemos pensar que algo más profundo dentro nuestro sabe cuál es la dirección correcta, pero nosotros aún somos incapaces de percibirlo, eso es tan típico del estado neurótico, dice Jung. Y trasladando esto mismo al mapa astrológico, ¿Cuál es la dirección que debemos tomar para completarnos y llegar al origen? ¿Qué situaciones nos permitirán llegar a nuestra verdadera Guía? En la carta natal, lo representa el signo donde se encuentre el Nodo Norte. (entre otros factores). Allí, estará representada la dirección dibujada por el Si Mismo Eje Nodal Y Colectivo SocialLos Nodos Lunares no son asunto exclusivo del alma individual o de la vida humana, en astrología, dado que también representan un estrato más profundo y colectivo del inconsciente, por tanto, podemos reflexionar sobre este tema en relación a lo social. Cada año y medio, los nodos cambian de signo. En lo que nos atañe la fecha es el 15 de Noviembre de 2018, a las 23.52 en Chile y [16 de Noviembre 02.52 hora UT], el Nodo Sur medio ingresará al signo de Capricornio. Y El Nodo Norte medio, que ha estado transitando en Leo, ingresará al signo de Cáncer (3). Las próximas temporadas de eclipses ocurrirán en este eje nodal, abriendo nuevos aspectos que son necesarios de hacer conscientes. En Capricornio estarán nuestras habilidades ya ganadas como especie, pero también los hábitos y los vicios. Ésta será la zona de renuncias, zona para desprendernos del modo de percibir añejo que será necesario para comenzar una búsqueda espiritual más intensa. En Cáncer, en cambio, se encontrará el Nodo Norte y éste será el terreno -que a través de distintos sucesos-, capturará nuestra atención con situaciones que nos permiten tomar una perspectiva diferente (necesarias para nuestra evolución). Mi impresión es que este año y medio (en signos cardinales), todo se manifestará de manera muy dinámica en cuánto a cómo se sucedan los eventos. Probablemente con el Nodo Norte en Cáncer debamos hacernos mucho más conscientes de temas relativos a la sobrevivencia como especie y como planeta, tal vez enfrentemos desafíos respecto a lo que llamamos familia, hogar y/o hábitat ¿puede importarnos sólo nuestra región, país, raza o especie? ¿o deberemos hacernos un cuadro más amplio que incluya a todo ser humano y ser vivo? Lo mismo sucederá con la mirada patriarcal y el cuestionamiento de los privilegios y el poder. Ambos signos, representan la tensión fundamental que existe -hace siglos- en el mundo, que derivó en una mirada “cosificadora” de la naturaleza. Capricornio es símbolo del orden social patriarcal, de una concepción extremadamente jerárquica, pragmática y productiva. Los seres humanos por siglos (en paralelo al desarrollo del pensamiento), hemos terminado cosificando al mundo concibiéndolo como inerte. Hemos extraído a destajo sus recursos y dañado gravemente el medioambiente, no hay que ir muy lejos, un ejemplo en Chile, son localidades como Puchuncaví o Tocopilla (donde hablamos de zonas de sacrificio). Los economistas han llegado a estimar en dólares -el inestimable valor- de la vida humana; lo hacen para evaluar la rentabilidad de ciertos proyectos. Las cúpulas de poder en el patriarcado han sido manejadas desde una mentalidad y lógica masculina y materialista que pasa por encima de la verdad o los hechos. Hoy vemos con preocupación estos personajes machotes, ya electos presidentes, como Trump o Bolsonaro, que jugarán un rol clave como símbolos de este sobre materialismo patriarcal y de dominancia que representa Capricornio. A quienes tienen una consciencia más ecológica es chocante oírlos desconocer el calentamiento global, o negarse a participar en el tratado de París, o a la desprotección en la que quedarán los indígenas del Amazonas y el Amazonas mismo. Claro está, no son ellos los villanos, ellos debemos admitir son nuestra sombra amplificada, simbolizan el lado destructivo y materialista que llevamos todos dentro y nos tiene enfermos, sin lograr abrir el corazón y poder ver la gradeza del alma, reflejada en toda vida. Por otra parte, Cáncer en una vibración más alta, representa una forma de ver el mundo y la tierra como nuestra casa, una sola casa, donde pueden caber todos si tenemos el corazón abierto. Esto habitualmente lo asociamos a la energía femenina, por sus cualidades nutritivas y maternales. A los ojos de Cáncer, nuestra casa -la tierra- está enteramente viva, tiene alma y no es una pieza mecánica dentro de otra máquina suspendida en el espacio. El Anima Mundi o Alma del Mundo, es una concepción antigua previa al racionalismo que solía ocupar Jung. Cáncer nos ofrece refrescar esa mirada que aprecia la vida con particular sensibilidad, no solamente la vida del ser humano, sino toda la vida. Estos próximos 18 meses vendrán acompañados de bastante shock, al menos esa es mi apreciación. Nos evidenciarán aún más la crisis medioambiental y la ineficacia de nuestro modelo social y económico. Por lo mismo habrá una tensión entre el modelo social actual y lo que urge construir para dar un hogar a la vida (que nos sustenta y permite vivir). Definitivamente seguir explotando y cosificando desde una mentalidad tan materialista no nos dará humanidad, ni hogar, especialmente a una población tan grande como la que habita hoy en el planeta. Estamos fatigados -tal como en la historia de Moisés en busca de Jidr-, pero no somos capaces aún de darnos cuenta del momento crucial en el que nos encontramos. Este eje nodal, durante los próximos 18 meses, será particularmente importante también, por dos razones más; uno, porque en Cáncer y Capricornio se encuentran los ejes nodales de Plutón. Y dos porque Plutón que es otro factor que ayuda en la evolución del alma, hará conjunción con Saturno, dentro de los próximos 18 meses, lo que suele asociarse a ciclos transformativos respecto de cómo estructuramos el poder y el orden social. Saturno en lo colectivo es arquetipo de la autoridad y las jerarquías sociales. El astrólogo Bill Herbst en la revista TMA, señala que el ciclo Saturno Plutón es dado a propiciar el uso coercitivo del poder en algunas regiones (muchas veces con la aprobación de la población). Este ciclo no se caracteriza tanto por el optimismo y la esperanza, señala Herbst, más bien por la alta rigidez y reactividad defensiva. Pero en poblaciones donde la necesidad y la precariedad son muy altas, un ciclo Saturno-Plutón puede favorecerles en resistir las adversidades, dando esta situación, como ejemplo positivo de este contacto. Los ciclos de la conjunción se repiten y varían cada 31 a 38 años aproximadamente. Los tres últimos ciclos de las conjunciones de Saturno-Pluton -en el siglo XX-, corresponden da acuerdo a Herbst a la primera guerra mundial, la guerra fría y el inicio del terrorismo y la economía neo liberal entre 1981-1983. Suena un poco catastrófico. Pero recordemos que siempre nuestro orden social puede cambiar para bien o para mal, eso dependerá de la consciencia adquirida y de los aprendizajes previos. Y si bien no controlamos lo que hagan 7300 millones de personas, siempre podemos hacer diferencia con la propia. Con Plutón (en este escenario) que es arquetipo que subyace a las leyes naturales de la evolución, se activará la alarma de sobrevivencia como especie. Por supuesto, tal como la alarma de Josué cuando pierde el pez, pero también este momento, será una gran oportunidad para entender la vida de un modo más sensible y devolverle el Alma al Mundo. Habrá que recordar que Rahu (Nodo Norte), se lo dibuja con una misteriosa luz espiritual (en su cabeza), luz de los realizados y nos muestra aquel área o temática que es necesario trabajar para sobreponernos a la ignorancia. Rahu representa el esfuerzo extra que debemos poner de nuestra parte para seguir evolucionando, y ese esfuerzo está representado por un signo de agua, Cáncer. (1)Jung Collected Work Of Jung Volume 9 (1) Archetypes and the collective unconsciouss
(2) un Genio con características angélicales que hace de Guía hacia la Unidad (3)Estos puntos no son fijos y se van ubicando en distintos puntos de la eclíptica. Cada 18 meses, más menos, cambian de un signo a otro en dirección opuesta a la que normalmente vemos moverse -de manera aparente- el resto de las constelaciones o planetas.
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Alice Thomas
Psicóloga Clínica, Astróloga Categorías
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